Somos afortunados

Rumbo Editorial
Rumbo Editorial

No es lo que usted piensa, nuestra fortuna no es tangible. Va más allá de la acumulación de obras de arte, inversiones millonarias, oro inclusive. Cosas que a muchos los hacen sentirse ricos. Somos afortunados porque contamos con la amistad incondicional de amigos que consideramos especiales.

Entre ellos, podemos destacar a Nunzio DiMarca, alguien muy especial, que desafortunadamente perdió a su señora madre, Agata, el pasado jueves, 4 de este mes de enero.

Doña Agata nació el 4 de diciembre de 1917 en el pueblo de Motta Santa Anastasia, Provincia de Catania, Sicilia. El 14 de febrero de 1941 se casó con Don Andrea Giuseppe DiMarca y tuvieron 4 hijos, Nunzio, Orazio, Anastasio y Carmelo.

Abordo del buque Saturnia llegaron a América, como todo inmigrante, llenos de ilusiones. Nunzio tenía 12 años, Orazio 10, Anastasio 3 y Carmelo, el más pequeño, solo 6 meses. A los 3 días de arribar a Lawrence, Doña Agata comenzó a trabajar de costurera en Grieco Brothers, donde laboró por 28 años.

Por más de 30 años, todos los años, el desfile de de Los Tres Santos, en su recorrido por las calles de Lawrence, hacen una parada muy especial frente a la casa de Doña Agata DiMarca en la calle Newbury, en Lawrence. La razón de la parada de la Vara es recibir un rollo de billetes que la Sra. DiMarca, familiares y amigos colectan para ser donado a la Sociedad de San Alfio.

Somos afortunados porque tuvimos la oportunidad de tomarle fotos que sonriente, desde la ventana, saludaba a los cientos de espectadores que a su vez la saludaban a ella. Nadie sospechaba que esta sería su última aparición en ella.

Somos afortunados porque a través de Nunzio tuvimos la oportunidad de, el día 4 de diciembre, 2017, fotografiarla el día que cumplió 100 años. Estaba feliz, entre sus hijos Nunzio y Orazio, entonado las notas de Feliz Cumpleaños. Nadie podía sospechar que este sería su último cumpleaños.

Somos afortunados, porque tuvimos la oportunidad, en compañía de la familia, a llevarla a su última morada. ¡Que en paz descanse Doña Agata!