Cuando nos mudamos a Lawrence en el año 1989, había 3 Supermercados de Market Basket en nuestros alrededores. Uno en la Essex Plaza en Lawrence, otro en la Ruta 114 en North Andover y otro en Shawsheen Plaza, en Andover, todos accesibles desde nuestro punto de residencia.
No teníamos la menor idea de quienes eran los dueños. Alguna compañía americana, pensamos. Sí nos agradó la idea de lo bien abastecidos que todos estaban y nos llamó mucho la atención de la forma que cada una de esas tres tiendas estaba abastecidas.
Si ibas a la tienda situada en Andover, allí encontrabas de todo menos productos latinos. Hoy esta tienda cambió de nombre, pertenece a Stop & Shop y desconocemos las razones. Por otro lado, la tienda de la Plaza Essex siempre nos pareció un almacén de productos Goya. Allí el consumidor de productos latinos no puede tener quejas. Si ibas a la tienda en la Ruta 114 encontrabas un balance bicultural en cuanto a abastos se refiere.
Aunque nos abastecíamos de la tienda situada en la Ruta 114, por estar más cerca de nuestro punto de residencia, siempre nos llamó la atención al cliente que esta compañía mostraba.
A principios de residir en Lawrence, Shaw’s abrió una hermosa tienda más cerca de nuestra casa, en la Plaza 114. De inmediato nos hicimos clientes de ellos aunque el estilo era parecido al de Market Basket de Andover. Esta tienda, aparentemente no tuvo la visión de atraer la clientela latina de Lawrence. Hoy el Registro de Vehículos a Motor ocupa ese espacio, el cual ocupó después que otra tienda donde el cliente tenía que traer su propio cartucho, no dio resultado.
Es triste que la gerencia de esta empresa, por pugnas familiares, esté a punto de echar por la borda la atención al cliente que hasta ahora había mostrado y que ellos merecen.
A raíz del despido del CEO Arthur T. Demoulas, es de admirar el apoyo que los empleados de la empresa le han dado al punto de negarse a trabajar para el nuevo CEO, su primo Arthur S., así como la clientela que se haya negado a comprar en sus almacenes en apoyo a los empleados.
En nuestra opinión, con este juego de actitudes por parte de todos (los dueños, los empleados y hasta los clientes) estamos contribuyendo a un desastre inevitable, a menos que una luz ilumine a los miembros de esta familia Demoulas y abandonen esta actitud hostil.