Prestar su tiempo libre para ayudar al prójimo sin esperar recompensa económica, es un sentimiento noble y loable.
De este sentimiento colectivo han surgido grandes empresas que hoy no podríamos existir sin ellas.
Durante el Siglo 19, América tuvo un gran despertar y comenzó a darse cuenta de los desventajados y a comprender el movimiento en contra de la esclavitud. Los más jóvenes comenzaron a ayudar al prójimo en sus comunidades y en 1851 nació la primera YMCA. Siete años más tarde le siguió la YWCA.
Durante la Guerra Civil Americana, Clara Barton y su grupo de mujeres conocido como “Ángeles del Campo de Batalla” ofrecieron su tiempo como voluntarias cosiendo ropa para los soldados y proveyéndoles todo tipo de ayuda. Como consecuencia y comprendiendo lo necesario de sus servicios, en 1881, Clara Barton fundó la Cruz Roja Americana.
El Siglo 20 vio el nacimiento del Salvation Army, una de las organizaciones de ayuda al necesitado más antigua. Le siguieron los clubes Rotarios, Kiwanis y Leones. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Los Cuerpos de Paz en 1960. Llenaríamos volúmenes relatando el bien que todas estas y otras organizaciones han brindado a la humanidad gracias al trabajo voluntario de muchos de sus miembros.
La historia que traemos en nuestra portada, es la conversión de un convento en 10 apartamentos para familias necesitadas del área.
Queremos enfatizar el excelente trabajo que cientos de voluntarios están llevando a cabo y sobre todo, el grupo del Templo Shir Tikvah, localizado en Winchester, a más de 20 millas de Lawrence. Un grupo de ellos viaja todos los sábados para cooperar con su esfuerzo, a la realización de una buena obra: servir al prójimo.
Ojalá que muchas otras personas siguieran el ejemplo de ellos, seguro que tendríamos una mejor ciudad.