Por José A. Ayala
Los latinos sí…
La revelación de que todavía los residentes latinos de Lawrence no pueden contar con la policía de su ciudad en caso de una emergencia, es una situación que nos debe poner a todos, residentes y autoridades a reflexionar y, sobretodo, reevaluar lo que tenemos y corregir.
Es frustrante, penoso y vergonzoso enterarnos en la prensa de que por largo tiempo, quizás muchos años, un número indeterminado de residentes con limitaciones para comunicarse efectivamente en inglés, no reciben el trato adecuado, y peor aún, no reciben la ayuda de emergencia que buscan cuando llaman al 911. Y a eso yo le sumo: también cuando vamos a la estación de policía para hacer un simple reporte.
Para recuperar la confianza de los residentes latinos en la Policía, es trascendental que ocurran cambios que reflejen en ese cuerpo del orden el rostro étnico de Lawrence. Aunque algunos traten de ignorarlo, es una realidad: los latinos sí existimos en Lawrence; los latinos sí gastamos nuestro dinero en Lawrence; los latinos sí somos dueños de negocios y casas; los hijos de los latinos sí están estudiando y se están graduando en la universidad; los latinos sí están obteniendo puestos altos a nivel local, estatal y federal en diferentes áreas del conocimiento y la política; los latinos sí son una fuerza política que los candidatos deben tener en cuenta; los latinos sí son ciudadanos de Estados Unidos aunque bailen bachata, salsa y merengue, y coman arroz con habichuelas, tripleta, cocido, alcapurria, arepa, tacos y tamales.
Pero como los demás seres humanos de cualquier sociedad, los latinos también tenemos nuestros desafíos de la vida diaria: nos enfermamos, nos dan multas en el parquímetro, nos pasamos una luz en rojo de vez en cuando; tenemos algún hijo rebelde; nos enamoramos y nos divorciamos, y sí, algunos latinos se meten en problemas con la ley. El por qué ocurre, eso ahora no importa para fines de este artículo. Todas estas son características humanas, con más o menos intensidad en cada quien, dependiendo de una variedad de factores familiares, sociales, educativos, económicos y hasta morales.
Lo que no se justifica es que las autoridades que nosotros los contribuyentes de Lawrence ayudamos a pagar, entiéndase el Alcalde Dan Rivera, sus funcionarios y hasta el Jefe Interino de la Policía, James Fitzpatrick, traten de restar importancia a lo que yo considero un viejo “modus operandi” dentro de la policía de ignorar las quejas de los latinos. Esto fue evidenciado una vez más cuando fue divulgado (y todavía me pregunto cómo y por qué llegaron tantos detalles escritos y grabados al Eagle-Tribune) el caso de una operadora del 911 a quien ya se le había llamado la atención por el pobre desempeño en su trabajo y el pésimo trato que daba a las llamadas de emergencia de los latinos. Ruego a Dios que no haya ocurrido una tragedia o que alguien haya sido perjudicado de alguna manera como resultado de esta ineficacia y barrera de comunicación.
TIEMPO DE CAMBIOS REALES
Es tiempo ya que la comunidad empiece a exigir a nuestras autoridades en el City Hall y en la Policía que traten a todos los residentes por igual en cuanto a los servicios se refiere. Es tiempo que la Policía de Lawrence, además de equipos policiales, debe dar preferencia a los aspirantes a policía que sepan otro idioma, preferiblemente el español.
Otras ciudades con una gran presencia de inmigrantes, mayormente latinos, como New York, Chicago, Miami, San Antonio, TX, y Santa Mónica, CA, al momento de contratar nuevos oficiales, sin importar el rango, dan preferencia a aquellos que hablan otro idioma además del inglés. Por ejemplo, en Chicago, la segunda mayor fuerza policial en la nación con más de 13,000 oficiales, tiene 3,835 agentes totalmente bilingües, mayormente en español. La policía de Chicago, a partir de este año, requiere que todos los oficiales tomen clases de español durante sus entrenamientos en la academia.
Entre otras opciones, debo reconocer que hay que seguir promoviendo todo el tiempo que los residentes que lo necesiten aprendan a comunicarse en inglés. Es algo que el mismo individuo, las escuelas tradicionales y de adultos, las iglesias, agencias sin fines de lucro, agencias del gobierno y los medios de comunicación deben impulsar. Debemos tratar de asimilar la cultura de la nueva sociedad que nos abrió las puertas, y eso incluye el aprendizaje del idioma. Pero debe ocurrir con sensibilidad, respeto y tolerancia hacia las personas.
Tres de cada cuatro de los 76,870 residentes de Lawrence son latinos, por lo que es una de las ciudades más latinas en Estados Unidos, según el Censo del 2010.
Además, tres de cada cuatro residentes hablan un idioma distinto del inglés en el hogar. Treinta y ocho por ciento de los residentes de la ciudad no hablan “muy bien” el inglés, según el censo.
SER BILINGUE ES LA MODA
Ser bilingüe-bicultural en inglés-español se está convirtiendo en el estándar para la comunicación efectiva en cualquier ciudad o pueblo con presencia de latinos, no sólo en Nueva Inglaterra, sino en el resto de la Nación. Saber el idioma español, sin prejuicios ni estereotipos, puede ayudar a personas de otras etnias o culturas a entendernos mutuamente, compartir nuestras alegrías, nuestra gastronomía y, ¿por qué no?, hasta empujar la misma causa comunitaria.
Conociendo mutuamente ambas culturas, nosotros con ellos, y ellos con nosotros, debe interpretarse como una oportunidad de crecimiento individual y colectivo.
Hoy día, saber español y conocer la cultura latina es una oportunidad para avanzar en el trabajo; es una oportunidad comercial para hacer llegar productos y servicios en un segundo idioma; es un mejor servicio a los contribuyentes a través de las agencias del gobierno y de aplicación de la ley, como la policía, la fiscalía y las cortes. Con una comunicación efectiva en el idioma más de mayor utilidad en ese momento, se disminuirían los errores por mala comunicación que tienen el potencial de terminan en tragedias, arrestos, condenas, y hasta la muerte.
A medida que la población latina sigue en aumento exponencial en Lawrence, en esa misma proporción debe reflejarse en sus instituciones y servicios, incluyendo la policía, armando a cada quien con la oportunidad de dominar un segundo idioma – preferiblemente el español.