By Jose Alfonso Garcia
Parece que al Alcalde Dan Rivera y a sus colaboradores más cercanos les ha tomado por sorpresa la actitud responsable y hasta heroica de un grupo de ciudadanos meritorios, que cansados de “amagar y no dar” decidieron por fin presentarse a la oficina del City Clerk, o secretario municipal, en el 200 de la calle Common, a entregar las 100 declaraciones juradas de votantes inscritos requeridas por la ley electoral para la recolección de firmas entre los votantes. Así iniciaron un proceso cívico-democrático pidiendo la DESTITUCION del Alcalde Rivera por incumplimiento de sus deberes oficiales para lo cual fue elegido.
Aunque el señor Alcalde ha dicho que no le preocupa y que le tiene sin cuidado la petición de Recall contra su gobierno, su reacción airada, amenazante y fuera de tono, cuando se enteró del hecho demuestra todo lo contrario. Como decía mi abuela, no es lo mismo llamar el Diablo que verlo llegar.
Al enterarse de que las firmas necesarias entregadas el pasado miércoles eran buenas y suficientes para iniciar el proceso de remoción el Alcalde Rivera, en persona, lanzó una campaña sucia de descrédito en contra de los organizadores del Recall y principalmente contra aquellos que osaron dar un paso al frente en representación del pueblo que disgustado con la forma y las acciones de su gobierno están gritando: “¡Basta ya, es suficiente!”
Tanto en la radio en español como en los medios en inglés, el alcalde se atrevió a decir que los miembros principales del movimiento para tratar de sacarlo del poder eran policías corruptos, comerciantes oportunistas y evasores de impuestos. Creo que nuestro alcalde, en mi humilde opinión, cometió un craso error político y hasta táctico en momentos en que se escuchan tambores de guerra. Llamar delincuentes a ciudadanos de Lawrence porque están descontentos con la manera en que se está dirigiendo la ciudad constituye una afrenta para los miles de residentes que no somos corruptos, que pagamos nuestros impuestos y que quisiéramos ver a un Lawrence para todos como el propio Alcalde Rivera lo prometió en su campaña electoral.
Una petición de Recall contra el Alcalde Rivera no debería ser interpretada como un acto de insurrección o insubordinación contra su persona. Pues está contemplado en nuestra constitución como un recurso cívico y democrático de los votantes para remover de su cargo a un oficial electo que se entienda no ha cumplido con sus promesas de campaña o cuyas acciones de gobierno comprometan la estabilidad socio-económica de la ciudad.
En Massachusetts no es necesario que un juez, el alcalde o sus seguidores evalúen la validez, el peso o la cantidad de las razones para firmar la petición de Recall. Basta con que el votante esté disgustado con el oficial electo, en este caso el alcalde, por la razón que fuere. El requisito de la ley es que por lo menos 100 ciudadanos disgustados firmen voluntariamente una petición exponiendo las razones sin importar la naturaleza de las mismas
La actitud arrogante y desafiante del Alcalde Rivera ante el anuncio de que un grupo de ciudadanos intenta pasarle factura a su gobierno podría interpretarse como un acto de intimidación a los votantes; pues la retaliación política contra empleados nombrados por la pasada administración es una de las razones expuestas por los votantes para destituir al Alcalde Dan Rivera.