Crónica: Conviviendo con el coronavirus Por Humberto Caspa, Ph.D.

Crónica: Conviviendo con el coronavirus

Por Humberto Caspa, Ph.D.

            Un amigo mío, Eric Spears, director del Programa Internacional y profesor eminente de Columbus State University, Georgia, recientemente tuvo la mala fortuna de contagiarse con el COVID-19.  A continuación les presento una crónica de su experiencia con este virus.

             “Tengo el coronavirus desde hace un mes y recientemente salí de su fase contagiosa.  Soy afortunado que me haya tocado un caso de “coronavirus leve”, es decir no necesité ser internado en un hospital.  No obstante, lo de “leve” es algo relativo.  Lo que me afectó no fue una gripe leve.  El coronavirus es una enfermedad bastante difícil de sobrellevar, especialmente si no hay una medicina adecuada a la mano.  Nunca había estado tan enfermo como ahora.

            “Muchos me preguntan: ¿Cómo te contagiaste?  Entiendo la curiosidad de esta gente, pero para ser honestos, a mí no me importa cómo lo adquirí, sino que es un hecho que la tuve y esa es la naturaleza de estos virus: contagiar.

            “Días 1-3: Los síntomas empezaron con una congestión nasal; luego se convirtió en un dolor de cabeza intenso que duró por días.  Normalmente no me daban este tipo de dolores, pero esta vez la presión en mi cabeza fue en diversas partes.  Mi sentido de olfato cambió hasta que lo perdí completamente.  La comida ya no me apetecía como antes; cualquier cosa con vinagre lo sentía detestable y me costaba mucho conciliar el sueño.

“Días 4-5:  Me despertaba en medio de la noche con muchos escalofríos que duraban horas.  Lo extraño es que no tenía temperatura elevada, unos 36.6 °C (97.8 °F).  Al cuarto día empezó a subir mi temperatura a 38 °C (100.4 °F), produciéndome una fiebre que duró por unas 48 horas.  Luego me dio una tos seca y mi cuerpo empezó a agotarse.

            “Días 6-9:  La tos seca continuó, al tiempo que me dio un ardor en mis pulmones cada vez que respiraba.  Sentí como si tuviera un ataque de asma que no paraba.  La presión en mis pulmones y mi pecho no me dejaban dormir.

            “Días 10-14:  Seguí tosiendo con los mismos síntomas de ardor en los pulmones.  La presión en el pecho y en mi espalda iba y volvía.  Tuve que hacer esfuerzos de no perder la calma.  No quise afectar mi respiración y preocupar a mi esposa.  Por suerte mi nivel de oxígeno estuvo en 90%, aunque ya había decidido que, si bajaba a 88%, inmediatamente me estaría internando en un hospital de emergencia.  Gracias a Dios mi temperatura nunca bajó a ese nivel.  Durante la noche, la fatiga fue implacable.

            “Días 15-20:  Lo mismo que los días anteriores, pero con más intensidad, incluyendo un agotamiento crónico.  En este periodo algo raro ocurrió:  mi mente se desvaneció.  Me volví olvidadizo, no recordé palabras completas en plena conversación.  Cuando utilizaba mi teléfono celular no recordaba dónde lo había dejado; ponía mi medicina en la mesa y luego me olvidaba de tomarlas.  En una oportunidad saqué mis píldoras de su envase, las puse sobre la mesa y luego las regresé al envase.  No supe lo que hacía.

            “Días 21 al presente:  Supuestamente, la parte contagiosa de mi enfermedad ya pasó, pero no voy a volver a mi trabajo por otra semana.  Tengo menos tos, aunque todavía siento presión en el pecho y me cuesta consolar el sueño.  Mi mente sigue olvidadiza, me canso muy rápido, aunque estoy menos fatigado.

            “Este es un virus de verdad.  Al Covid-19 no le interesa si una persona es de la derecha o la izquierda.  El coronavirus contagia a cualquiera.  Actualmente estoy en una fase de recuperación.  Soy optimista y creo que voy a mejorar; tal vez estaré trotando de nuevo y practicando el ciclismo y el kayak, aunque dudo que sea muy pronto.

            “No me siento alguien especial por haber tenido el coronavirus.  Mas bien agradezco que no se complicó mi situación.  Protejamos nuestra salud; utilicemos los cubrebocas; mantengamos distancias y lavémonos las manos.

            “Por favor sean agradecidos por tener trabajadores en el sector de salud, quienes están al frente de esta guerra.  No deseo a nadie que le prenda el “coronavirus leve”, menos que ese alguien se interne en un hospital.  Mantengamos la calma y sobrellevemos la situación”,  Erik Spears.

 

            Traducción de Humberto Caspa, Ph.D., investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com