La ira
Por Dr. Tomás Núñez
La ira es una emoción muy problemática, una emoción, que frecuentemente, nos lleva a dañar a los demás. En primer lugar, no creo que la ira siempre se asiente en la violencia, al menos, no es una consecuencia biológicamente necesaria de ella. Creo, aunque no tenga la menor evidencia al respecto que el objecto de la ira es el impulso para eliminar los obstáculos que se interponen en nuestro camino y nos frustran, lo que no necesariamente implica violencia.
Desde la perspectiva de la evolución, el objetivo de la ira no es tanto el dañar a los demás, como el eliminar los obstáculos que interfieren nuestro camino.
Los eventos que con mayor frecuencia preceden a la ira, como los obstáculos físicos, la frustración, ser objeto de una agresión o la ira de otra persona. Uno de los aspectos más peligrosos de la ira es que genera más ira y que, en consecuencia, exige un gran esfuerzo no responder a ella con más ira todavía.
La decepción que puede causarnos otra persona también puede desencadenar la ira. Pero el tema común es la frustración.
Según el budismo la tolerancia es el opuesto de la ira; la tolerancia o paciencia frente al daño que nos causan los demás, es el opuesto de la violencia. Es muy posible que esto coincide con su visión de que el objetivo de la ira, desde el punto de vista de la evolución, no es la violencia.
Yo avanzaría un paso más considerando que la forma más adecuada de eliminar los obstáculos consiste en asumir la perspectiva de la otra persona. En tal caso, en lugar de reaccionar verbal o físicamente, usted se pregunta por qué puede estar comportándose como los hace.
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