Cuando tienes que ir, tienes que ir Paul V. Montesino, PhD, MBA. Autor.

Cuando tienes que ir, tienes que ir

Paul V. Montesino, PhD, MBA. Autor.

Desde hace algún tiempo, los meses acumulándose para convertirse en años, la pandemia ha obligado a empleadores y empleados, a adoptar una nueva práctica laboral: el teletrabajo. Ha permitido a los empleadores permanecer en el negocio, y a los empleados cumplir con sus obligaciones y permanecer empleados; un beneficio incuestionado. Este arreglo, sin embargo, ha tenido un efecto secundario del que no se oye hablar mucho.

Cuando cientos, quizás incluso miles, de empleados tienen que trabajar desde casa, los gastos directos de las instalaciones en los que incurren los empleadores en un solo lugar se multiplican por el número de empleados que aprovechan esa oportunidad y los empleados individuales, no los empleadores, incurren en ellos. Piense en electricidad, computadora, Internet, telecomunicaciones, agua, alcantarillado, A/C, calefacción, y obtendrá el panorama general. Es un efecto de costo amplio multiplicado por el tamaño de la fuerza de trabajo.

Me doy cuenta de que los empleados individuales pueden ahorrar algunos costos de desplazamiento, pero en general, el beneficio se acumula a los empleadores y no a los empleados.

Obligar a los empresarios a pagar tanto cuando no solo están tratando de mantenerse en el negocio, sino también de ser buenos ciudadanos y mantener a sus empleados en la nómina, sería injusto en mi opinión, pero el peso tampoco debería estar al otro lado de esa fórmula económica.

El Tesorero de nuestro Estado podría agregar una línea de categoría de crédito fiscal a las declaraciones de impuestos del Formulario 1 para su uso por los trabajadores que se encuentran en ese nuevo paradigma. Solo necesitamos dar a cada empleador involucrado un número de teletrabajo, tal vez una extensión de su número de empleador sería suficiente, que sus empleados podrían usar para reclamar un crédito y el Tesoro Público para auditar.

Los expertos en energía en nuestro gobierno estatal pueden averiguar cómo medir ese crédito en dólares y centavos y evitar la necesidad de perderse en los detalles de cada caso. Debemos evitar a toda costa los detalles diabólicos tanto para el empresario como para los empleados. Y, por supuesto, debemos ignorar el hecho de que esos créditos benefician a nuestros empleadores y no deben considerarse ingresos corporativos virtuales para ellos o el ciclo contable nunca terminará.

Como dije al principio, cuando tienes que ir, tienes que ir, pero no debería ser demasiado engorroso. Gracias.

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