Editorial: El gigante ha despertado – de nuevo

Después de escuchar el discurso del Presidente Franklin Roosevelt al Congreso después del ataque a Pearl Harbor, el almirante japonés Isoroku Yamamoto, quien planeó el ataque a Pearl Harbor, habría escrito en su diario: “Me temo que todo lo que hemos hecho es despertar a un gigante dormido y llenarlos con una resolución terrible”.
En un famoso discurso dirigido a la nación el 8 de diciembre de 1941, un día después del ataque mortal de Japón contra las fuerzas navales y militares de Estados Unidos en Hawaii, el presidente Roosevelt calificó el ataque no provocado en Pearl Harbor como una “fecha que vivirá en la infamia”, y también pidió al Congreso que declare la guerra.
¡Y el gigante despertó! Todos conocemos los resultados. El costo en vidas humanas, en ambos lados, fue inimaginable. La razón triunfó, así como el mundo entero.

Desde el comienzo del año 2020, hemos estado involucrados en otra guerra mundial. Una nueva guerra donde sabemos quién es el enemigo pero no podemos verlo. Se llama COVID-19.
En la Segunda Guerra Mundial, usamos balas. En esta guerra nos lavamos las manos, no socializamos, y nos mantenemos a seis pies de distancia… ya que no tenemos una droga específica para combatir al enemigo. Mientras tanto, una que se está utilizando desde 1946 para combatir la malaria ha dado resultados positivos en muchos casos.

Por lo pronto, tenemos que seguir siendo positivos. Sigamos las instrucciones de nuestras autoridades. Si puede, quédese en casa tanto como sea posible. Esta es una guerra que necesitamos ganar y lo haremos.
Vemos al Gigante despertar nuevamente, cuando después de someterse a mantenimiento y preparación de personal en un tiempo récord de dos semanas, el ejército de los EE.UU. desplegó dos buques hospitales para ayudar a disminuir el coronavirus en Nueva York y San Diego, California.
La industria automotriz dejó de construir automóviles para hacer ventiladores, los diseñadores de alta costura cambiaron su estilo para producir uniformes médicos y sin ir demasiado lejos, aquí en Lawrence, una fábrica cambió su producción de zapatos para producir máscaras para uso médico tan necesarias. Con esta actitud, ¿cómo podemos perder?
Para ayudar a los enfermos, necesitamos proteger nuestra fuerza de socorristas, médicos y enfermeras, personal de mantenimiento de hospitales, clínicas y todos los involucrados en el cuidado de los enfermos. Y la mejor manera en que podemos ayudarlos es quedarnos en casa, tanto como sea posible.