Editorial: Recordando el fatídico 11 de septiembre 2001

Según el reporte del tiempo, el martes 11 de septiembre 2001, fue una brillante y hermosa mañana en el noreste, ni una nube en el cielo. En Lawrence, como en todo el Valle de Merrimack compartíamos esa hermosa mañana.

Como era nuestra diaria costumbre, estábamos escuchando El Gobierno de la Mañana, popular programa radial mañanero que se transmitía por la 1490 AM, con J. P. Villamán y Santo Acevedo. Éste último, sin temor a equivocarnos, poseedor de la voz de mejor calidad que se ha escuchado en el Valle en los últimos 30+ años que residimos en Lawrence.

Ese nefasto día, Acevedo estaba solo en el estudio y luego de un intermedio comercial, regresó, esta vez con una voz alterada, él se describe a mismo “agitado, asustado, vuelto loco”, por lo que había visto en la TV de la estación.

Acevedo no vio los aviones estrellarse, sino los edificios en llamas y creyó era que habíamos sido bombardeados. Cuando comprobó que eran aviones los causantes de los incendios, llegó a la conclusión lógica de que un avión puede estrellase contra un edificio pero no dos, uno detrás del otro. “Estamos siendo atacados”, dijo e hizo que todos corriéramos a prender nuestros televisores.

No era la primera vez que un avión se estrella contra un edificio en New York. Los que tenemos buena memoria tal vez recuerden el accidente del Empire State Building el 28 de julio de 1945 cuando un bombardero Mitchell B-25, pilotado en una espesa niebla sobre la Ciudad de Nueva York, se estrelló contra el Empire State Building. El accidente no comprometió la integridad estructural del edificio, pero causó catorce muertes y daños estimados en $1 millón.

Cuando comparas ambas noticias, podemos darnos cuenta de cuánto hemos avanzado en 74 años. En cuestión de segundos de haber sucedido el ataque a las torres, ya estábamos viendo lo sucedido. En el caso del B-25 que se estrelló contra el Empire State Building un sábado, 28 de julio de 1945, tuvimos que esperar hasta el siguiente domingo, 5 de agosto para verlo en el cine, en el noticiero que se presentaba entre las dos películas.

En Lawrence, dos días después de rendir tributo a las víctimas del 9/11, fue recordada la vida del joven Leonel Rondón, que perdió su vida accidentalmente el día de las explosiones de gas. Rondón había estacionado su auto justo al lado de una casa que explotó y la chimenea le cayó encima al auto donde se encontraba éste estacionado.

Estamos de acuerdo con las palabras que pronunciara el Teniente James Flynn, cuando dijo en sus palabras de apertura del evento donde se rindió tributo a las víctimas del 9/11 y las familias de aquellos que murieron de enfermedades y traumas relacionados con el 11 de septiembre.

En un solo momento, la vida puede nunca ser la misma. A medida que avanza y vive y disfrute de cada respiración que toma hoy, esta noche antes de irse a dormir, en preparación para su día y su vida mañana, bese a sus seres queridos, acurrúquese un poco más y nunca, ni por un segundo, tome un momento de vivir por sentado.

Una coincidencia notable, tanto los aviones de 9/11 del 2001 como el B-25 de 1945, partieron de Massachusetts y fueron a estrellarse a New York.