Editorial: Un Viernes Santo para recordar

El pasado Viernes Santo, 19 de abril de este año, uno de los días más destacados de la Semana Santa se llevó a cabo una procesión por las calles de Lawrence en recuerdo del drama vivido por Jesucristo en el Calvario, una historia escrita siglos atrás.

Vimos a mujeres arrodillarse en el duro asfalto de las calles al paso de Jesús con la cruz a cuestas y a hombres llorar mientras marchaban tras Él. La devoción perdura a pesar de los siglos transcurridos de su crucifixión.

Jóvenes pertenecientes a la Parroquia Santa María de la Asunción de Lawrence, reprodujeron magistralmente la Pasión y Crucifixión de Jesús mientras cientos de fieles observaban en respetuoso silencio, como sintiendo en carne propia el sufrimiento que mostraba el joven actor que estaba en la cruz.

Al final de la representación nos marchamos pensando en lo que habíamos dejado atrás, y nos vino a la mente lo que vamos a experimentar próximamente. Todas las fuentes están de acuerdo de que soldados romanos mataron a Jesús con un castigo romano –la crucifixión– a pesar de que era inocente de lo acusado.

Localmente, tenemos el caso de Lee Manuel Viloria-Paulino que fue encontrado decapitado en una orilla del río en Water Street, el 1 de diciembre de 2016. La cabeza del adolescente se encontró a poca distancia de su cuerpo.

No es con la intención de restarle importancia ni respeto a la historia de la crucifixión de Jesús, sino porque ésta de Lee Manuel nos toca escribirla a nosotros todos.

Nunca, que sepamos, había sucedido tal cosa en Lawrence, que un menor de 15 años esté acusado de asesinato y más aún, de decapitar a otro joven de su edad y compañero de escuela.

Después de más de dos años en espera de noticias sobre el brutal asesinato, la semana pasada el diario local informó que el juicio de Mathew Borges, acusado del asesinato de Lee Manuel comenzará en breve.

Aunque todos estábamos ansiosos porque este momento llegara, no podemos imaginar el dolor por el cual los abuelos de Lee Manuel han pasado, aún sufren y continuarán sintiendo, sin olvidar a los padres de Mathew. Ellos son humanos también.