Por Alberto Surís
El Reverendo Padre Joel Almonó celebró sus 20 años de ordenación con una misa solemne en la Iglesia Grace Episcopal el pasado 19 de noviembre, 2016.
Junto a él, el Padre Marcus T. Crapsey y el Reverendo Padre Daniel Robles, al que el Padre Almonó le sirvió de monaguillo cuando era niño. Las Lecturas fueron leídas por Darlene Wemers, Alfred Potter, Eddy Méndez, Alan Bernabel y Vilma Martínez-Domínguez.
El Padre Joel Almonó nació en 1959 en San Francisco de Macorís, hijo de Ramón Almonó Correa y Adriana Roque. Joel es el mayor de doce hermanos.
Almonó creció durante la Era de los Doce Años. Esta fue una era durante uno de los tres períodos del gobierno del Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, que ya había sido presidente “títere” del sátrapa Trujillo, y le correspondió gobernar durante uno de los períodos más difíciles de la historia dominicana donde más tendencias políticas abundaron en el país, al final de la Guerra Fría, mientras el gobierno se mantuvo alejado de la democracia representativa.
“Mi padre, que era muy recto, nos indicó a cada uno de sus hijos la carrera que debíamos tomar, en mi caso fue Derecho. Abracé el sacerdocio inspirado por mi abuela Teolinda Correa y el Padre Daniel Robles que vieron en mí esa devoción”, nos dice.
Almonó fue profesor de derecho y filosofía en la Universidad Abierta Para Adultos (UAPA) localizada en Santiago de los Caballeros, y más tarde en la Universidad del Este, ambas en República Dominicana, mientras perseguía su verdadera vocación, graduándose de Diácono el 12 de abril de 1995, un año después, el 24 de septiembre de 1996, se inició sacerdote en Santo Domingo, capital de la República Dominicana.
La primera asignación que recibió del Obispo Rvdmo. Julio C. Holguín fue enviarlo a los bateyes de San Pedro de Macoris. “Los bateyes son comunidades rurales que surgieron alrededor de la industria azucarera en la República Dominicana. Estos pueblos comenzaron a establecerse en el interior dominicano al inicio del siglo XIX”, explicó Almonó.
“Lo que me encontré a mi llegada me dejó horrorizado”, dice Almonó. “Esa gente vivían hacinados en casuchas algunas construidas con viejas planchas de zinc oxidadas por el tiempo y carecían de lo más esencial, ninguna vivienda estaba dotada de servicios sanitarios de ninguna índole, por lo que me di a la tarea de conseguir 500 letrinas, aunque estaba convencido de que solo un milagro podría logarlo”, dijo.
“Alguien me recomendó ponerme en contacto con el Senador José Hazim Frappier, más conocido como Josesito, que me ayudó a cumplir mi meta. El senador fue para mí el milagro que yo esperaba, no había cosa que le pidiera para el pueblo que él no me ayudara”, dijo Almonó.
En julio de 1998, otro Obispo se puso en contacto con él. Esta vez era el Obispo de Minnesota, USA que quería que viniera a trabajar con la comunidad inmigrante, mayormente mexicana. Allí estuve 8 años y medio.
Por los últimos 10 años, está radicado en Lawrence. Almonó vino como asistente de Ennis Duffies, sacerdote encargado que más tarde fue trasladado a Lowell y Almonó fue nombrado para sustituirlo. No fue hasta enero de 2015 que el Padre Joel Almonó fue nombrado párroco de Grace Episcopal. Aquí en Lawrence, continuó sus estudios y hace 8 años que logró su Doctorado en Teología.
Almonó confiesa que debe su inclinación al arte, también inspirado por su padre el que fuera director de la Banda de Música de Nagua, locutor y dueño de varias radioemisoras. Esto lo puso de lleno al frente de la Feria Internacional del Libro que 6 años atrás tomara sus riendas, colocando a Lawrence en el mapa literario internacional.
También, bajo su liderazgo, se formó el Festival de Teatro de la Ciudad de Lawrence que ya va para 6 años.
La historia del Padrte Almonó no termina con esta historia. Estamos seguros de que él llenará otros muchos capítulos.
¡Felicidades en su 20 Aniversario y que cumpla muchos más!