Un punto de vista © 1996
Celebrando el año nuevo… cada segundo.
Por Paul V. Montesino, PhD, MBA, ICCP.
En el año 45 A.C., eso fue cuarenta y cinco años antes de que Jesús naciera, si quieres mantener el récord, Julio César, un dictador romano si quiere agregar jugo a la historia, ordenó un calendario que consta de doce meses basado en un año solar.
Un año solar significaba que seguiríamos los diversos puntos que alcanza el planeta Tierra mientras viaja alrededor del sol de principio a fin, los 365 días que toma completar el viaje. Este calendario empleaba un ciclo de tres años de 365 días, seguido de un año de 366 días (año bisiesto). Lo que significa que un año después de cada punto de ese viaje, nuestro planeta navegante se encontraría en el mismo punto.
Cuando se implementó por primera vez, el “Calendario Juliano” también movió el comienzo del año del 1 de marzo al 1 de enero. Por cierto, en caso de que se lo pregunten, el Sr. César no declaró el 1 de enero como feriado de pago, otros lo harían más tarde.
No voy a entrar en este conocido evento histórico por gusto. Parece que los humanos hemos seleccionado ese lugar particular del 1 de enero en los cielos, y ninguno otro de los 364 lugares restantes, para desearnos lo mejor, darnos regalos caros unos a otros y, en muchas de las ocasiones, emborracharnos. Si queremos ser exactos, cada día en el calendario puede ser una celebración de año nuevo, por ejemplo, nuestros cumpleaños. Preferimos colocar un marco alrededor de todo lo que hacemos, y crear calendarios es una buena manera de hacerlo.
Un ejemplo ayudará. Cuando comencé a escribir mis memorias, no comencé mi historia el día de febrero cuando nací. En cambio, elegí el día de marzo cuando comenzó mi nueva vida en los Estados Unidos. Lo que significa que el día de año nuevo sigue a un día de año viejo, el nuevo mejor que el viejo.
Eso debería darle una opción más amplia para celebrar su año nuevo. Probablemente significa que la mayoría de nosotros tenemos diferentes días de año nuevo cuando nos enfrentamos a la luz del sol y decidimos que trescientos sesenta y cinco días, o seis, a partir de ahora, estaremos en el mismo lugar en el firmamento frente a ese sol. Creo que en realidad es una gran idea y sensación. Significa que la humanidad estará celebrando, saludándose y abrazándose, pero con buena suerte sin emborracharnos y manejar, todos los días del año. ¡Que fiesta!
¡Bienvenido a mi celebración de año nuevo cada vez que suceda!
Y ese es mi punto de vista hoy. Abur.
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