Desde Mi Esquina: Diciembre 1, 2023

Un poco de historia sobre Rumbo

Se están utilizando dos términos nuevos para referirse a los periódicos con los que la mayoría de la gente quizás no esté familiarizada. Uno es el “desierto de noticias” y el otro son los “periódicos fantasma”.

Desierto de noticias. Esto se refiere a una ciudad o área que no tiene un periódico local que cubra las noticias locales. Es posible que hayan sido grandes con una gran cantidad de personal que con el tiempo se vio obligado a despedir empleados, dejándolos incapaces de servir a sus comunidades con informes locales como antes.

Quizás piense que todavía tenemos radio, televisión, redes sociales y otros lugares para recibir nuestras noticias, pero nos estamos perdiendo el contenido local. Nuestra democracia depende de nuestra participación en los asuntos locales. Si nuestros periódicos están perdiendo personal, particularmente reporteros para cubrir eventos comunitarios, reuniones del concejo municipal y del comité escolar, ¿cómo podemos esperar que esos residentes participen en el proceso electoral?

Si se mantiene a la gente fuera de los embrollos del gobierno local, eso genera corrupción. Miro las reuniones del ayuntamiento y de tantos comités como sea posible y veo que casi no hay nadie entre el público. Me pregunto cuántos podrían estar viendo televisión como yo, pero eso conduce al fraude.

Este país está en crisis debido al nivel de ignorancia en áreas sin un periódico para informar y educar sobre los aumentos de impuestos propuestos, las nuevas leyes que se están promulgando o las políticas que deben decidirse.

Los residentes deben ser conscientes de los problemas locales para comprender lo que les afecta y votar de manera inteligente, pero en las comunidades minoritarias la gente ni siquiera sabe los nombres de los candidatos políticos que se postulan para cargos públicos.

Periódicos fantasma. Este es un término utilizado para describir periódicos que se han convertido en “fantasmas” de lo que eran antes. Estos periódicos todavía se publican, pero la calidad, cantidad y alcance de su contenido editorial han disminuido significativamente. Se han convertido en un fantasma de lo que solían ser.

Si bien Rumbo nunca fue una gran empresa, no se nos puede llamar un “fantasma” y reconocemos que Lawrence es un “desierto de noticias”.

Piense en el tipo de información que reciben nuestros residentes; además de no tener reporteros para cubrir las reuniones del ayuntamiento, nos vemos privados de información a través de la televisión y las redes sociales. Verlos en Facebook o cualquier otro medio es doloroso sin sonido. ¡No puedo esperar por el nuevo equipo que ordenó la Concejala Ana Levy!

Algunos de nosotros al menos escuchamos comentarios en la radio, pero ¿qué pasa con los residentes que no hablan español? Están totalmente a oscuras; teníamos una estación de radio que transmitía en inglés pero desapareció hace varios años. Incluso cuando esa información es desacertada o errónea, es algo.

Cuando Alberto y yo fundamos Rumbo el 15 de mayo de 1996, hace 27 años, vimos la necesidad de aportar esa información y éramos tres. Richard Aybar fue mi mano derecha trabajando desde casa durante varios años hasta que se mudó.

¡Aún lo extrañamos!

Alberto tiene ahora 90 años y yo 77. Hablamos mucho de lo que hemos pasado y de las personas que hemos conocido y nos sentimos muy orgullosos del trabajo que hemos hecho juntos.

Hay muchas cosas que si no fuera por Rumbo, tal vez nunca hubieran salido a la luz en esta ciudad y aquellas cosas que quizás no hubiera podido cubrir, aceptamos con gusto artículos de cualquier persona con el mismo interés que el nuestro en informar y educar a nuestro Lawrence.

Desde el principio prestamos atención, especialmente a las organizaciones de servicios sociales que necesitaban difundir gratuitamente noticias sobre sus programas, eventos, etc. Sentimos que era inmoral pedirles que pagaran para anunciar una actividad de recaudación de fondos para apoyar sus servicios.

Disfrutamos lo que hacemos y si Dios quiere, podremos hacerlo por mucho más tiempo.

 

¡George Santos fue expulsado!

He estado observando las audiencias del Congreso que resultaron en la expulsión del Congreso de un representante estatal de Nueva York. La razón fue que mintió sobre sus credenciales en el lugar donde trabajaba, que nunca asistió a la universidad y utilizó fondos de campaña para uso personal como Botox.

Eso me hizo pensar, si tomaron esta acción debe ser que la mayoría de la Cámara del Congreso siente vergüenza de que uno de los suyos haya sido tan arrogante como para pensar que está por encima de la ley y la decencia.

Entonces, ¿por qué fue elegida Wendy Luzón cuando ella ha hecho cosas similares para salir adelante en la vida?

Su experiencia se compone de mentiras e intrigas, empezando por afirmar que esta graduada de la escuela secundaria tenía un título universitario y, sin embargo, la gente la eligió.

Hay un video circulando que la muestra a ella y a Kendrys Vásquez rompiendo carteles de Vladimir Acevedo. Espero que el vídeo también haya sido enviado al Secretario de Estado como parte de la investigación en curso.

¿Podemos echarla ahora como a George Santos?

 

¿Sabemos elegirlos?

Otro buen ejemplo de cómo no votar es el de la Representante Estatal Estela Reyes.

Cualquiera puede investigar nuestro sitio web y ver todos los artículos que he escrito sobre las fechorías de Estela Reyes a lo largo de los años, ya que fue elegida el año pasado para este puesto.

Mi preocupación era que si como concejala lograba tener tanto control sobre la política local –incluso sobre los alcaldes–, ¿qué más podría hacer a nivel estatal? Eso aún está por verse, pero como concejal de la ciudad, está haciendo sentir su fuerza durante sus últimos días en ese trabajo.

Ahora quiere que el jefe interino de la policía, William Castro, otorgue un contrato al ex jefe Roy Vasque para realizar algunos trabajos de investigación.

No quiero dar más detalles ni asumir nada, pero me pregunto cuál es su motivación o si ofrece algo a cambio. Se lo doy de tarea para resolverlo.

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