Un punto de vista Por Paul V. Montesino

Un punto de vista © 1996
Encrucijada.
Por Paul V. Montesino, Ph.D., MBA, ICCP.

La proximidad de un nuevo año siempre nos hace pensar en nuevas direcciones, nuevas posibilidades, lo que yo llamo encrucijadas. Los beneficios de caminar y correr no se refieren necesariamente a qué tan lejos llegas en tu ruta, sino a cuántas encrucijadas encuentras en tu camino que te tientan a ir en una dirección diferente. Estoy seguro de que tienes ejemplos en tu vida que atestiguan esa afirmación.

Las encrucijadas te dan la oportunidad de dejar los caminos oprimidos, los improductivos, los derrotados que has estado recorriendo hasta ese momento y tomar una dirección alternativa que podría hacerte prosperar, tal vez ser diferente, más creativo/a y exitoso/a.

Mientras contemplo las décadas que componen mi vida en este crucero llamado Tierra que viaja constantemente alrededor del sol, puedo ver esos momentos que me dieron una opción, algunos los tomé y otros los ignoré. Trataré de no aburrirte con los detalles, pero te daré algunos que fueron críticos. Podría ayudarte a recordar los tuyos.

Un momento temprano en mi vida fue cuando era estudiante de secundaria. Había una academia literaria en nuestra escuela encabezada por un sacerdote llamado José Rubino S.J., un jesuita, que era escritor fantasma del Diario de la Marina, uno de los periódicos más reconocidos de La Habana, Cuba. Además, el Padre también era miembro correspondiente de la Academia de la Lengua Española.

Nunca había estado en la academia, pero un par de amigos que lo habían hecho, me invitaron a asistir a una de sus sesiones y acepté. Ya sea participando en debates oratorios o escribiendo y presentando artículos de eventos y controversias científicas, literarias o actuales, la experiencia me dio una perspectiva completamente diferente de la vida intelectual. Quedé atrapado en sus tentáculos. A partir de ese momento, no pude dejar de soñar y escribir mis ideas hasta el punto de que durante los últimos diez años como escritor y editor de libros electrónicos, libros de bolsillo, tapa dura y audiolibros en Amazon me han brindado la oportunidad de mencionar y agradecer a mi profesor de literatura por darme una nueva perspectiva en la vida, una encrucijada por así decirlo, uno que me hizo tomar un camino diferente.

Pero no fue la única. En 1959, como la mayoría de los cubanos cansados de los últimos años de conflicto entre la dictadura de Fulgencio Batista y los idealistas inspirados por la revolución castrista, pensé que iba en la dirección correcta. Un día, sin embargo, asistí a una exhibición de pequeños autos eléctricos en el vestíbulo del Banco Nacional de Cuba, cuando el “líder máximo” de la revolución, el propio Sr. Castro, hizo su entrada ruidosa y rimbombante rodeado de un séquito de guardias de seguridad fuertemente armados.

Esperaba ver la presencia de un verdadero líder que nunca había conocido, pero en su lugar me encontré con la expresión egoísta y narcisista de un lunático, girando ojos inseguros en su rostro incluidos. No dejaba que nadie hablara, ni mucho menos contradecir sus ideas. Era evidente que nuestra nación estaba en manos de un loco que nos llevaría a un final trágico. Había planeado permanecer en Cuba hasta ese momento de encrucijada y decidí tomar una ruta alternativa hacia el exilio en los Estados Unidos. Los años transcurridos desde 1959 hasta estos días son mi mejor evidencia, la tragedia continuó, pero no hasta su final.

Ha habido muchas otras encrucijadas en mi vida, personal y profesional. Hubo la decisión de quedarme en Miami, FL, cuando vine de Cuba o mudarme a Boston. Una vez en Boston, una decisión importante fue completar mi educación universitaria o no, otra dejar la industria bancaria después de treinta y cuatro años y convertirme en profesor universitario a tiempo completo. Siempre he mirado esas encrucijadas con aceptación, interés e incluso gratitud. Si alguien te ofrece una mano con una invitación para cambiar de dirección, no la rechaces. Considéralo. Puede ser un momento verdaderamente creativo en tu vida. Seamos honestos, ¿no te encontraste frente a una encrucijada la primera vez que tu pareja te sonrió? ¿Y qué hiciste? Apuesto a que lo sé.

Se nos da un testamento vital que no reconocemos ni apreciamos plenamente: el tiempo. Miles de minutos y segundos se depositan en la cuenta bancaria de nuestra vida para usarlos a nuestro agrado. La decisión que enfrentamos es si aprovechar ese tesoro para hacer una diferencia para beneficiarnos a nosotros mismos, a los demás o a ambos. Es triste dejarlo ir a la basura. Una vez que se usa, se ha ido para nunca volver. Esta es la única cuenta de ahorros que no paga intereses; en realidad deprecia. Mira la fortuna del tiempo a la que ya no puedes tener acceso. Las oportunidades desaparecieron, los planes futuros desaparecen, tal vez incluso las posibilidades no son disponibles. Agarra lo que queda, corre con él y trata de usarlo sabia y generosamente. Después de todo, esa es la verdadera riqueza que tenemos en el mundo. No es dinero, posesiones, títulos universitarios, aplausos; es el sonido inevitable de tic-tac de las manecillas del reloj mientras avanza.

Y ese es mi punto de vista hoy. ¡Feliz 2022!

 

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