¿Representante o Alcalde? |
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Por Pedro
Payano
pnpayano@aol.com
Las declaraciones del Representante Estatal William Lantigua,
alcalde electo en Lawrence, de quedarse con los dos trabajos,
ha creado una controversia que en nada favorece a la ciudad.
El periódico Eagle-Tribune en su editorial lo catalogó como
una persona en la que no se puede confiar ya que en septiembre
pasado les prometió a los votantes que iba a ser un alcalde a
tiempo completo renunciando a la representación y, ahora que
ganó, su posición es otra. Acusación como esa en la sociedad
estadounidense es grave porque menoscaba uno de los
principales valores que distinguen a la persona, la
integridad. Este país no es igual a muchos países
latinoamericanos donde la integridad y la honestidad de los
gobernantes importan un bledo a los ciudadanos.
William no debe olvidar que la percepción se convierte en
realidad, y si desde ahora le da motivos a la prensa para
cuestionarlo e incluso descalificarlo, inevitablemente su
administración podría pasar por serios problemas.
A la prensa se le conoce como el cuarto poder y eso no es por
accidente. Ésta puede con información o manipulación poner o
quitar gobiernos. Pero parece ser que William y muchos de su
seguidores se sienten tan seguros con el triunfo que no ven
posibilidades de que los que votaron por él vayan a cambiar de
opinión por comentarios de prensa. Craso error. Ya hemos
escuchado expresar su descontento a algunos seguidores de
William. Lentamente la información irá causando sus estragos
cuando la gente logre entender la magnitud de la bancarrota en
que nos encontramos.
Algunos seguidores de William han señalado que no hay por qué
preocuparse, pues “la mayoría de la población latina de
Lawrence no lee ninguna prensa”. Quizás esto sea verdad para
algunos, pero no olvidemos que otros sí escuchan o ven los
noticieros en español. Además está “radio bemba” que puede
causar muchos estragos. Pero, supongamos que la prensa no
pueda influenciar a la mayoría de los lawrencianos, ¿y qué de
los que viven en otras comunidades? No olvidemos que la ciudad
depende en un 70% del estado. Si esta mala publicidad se
convierte en una norma, ¿cómo podría esto influenciar en
Massachusetts para crear una corriente de opinión que pida más
control sobre Lawrence?
Este debate debe enfocarse específicamente, en cómo esta
decisión de William podría afectar la imagen de la ciudad y no
sobre su capacidad para mantener los dos trabajos. No importa
los argumentos que usen para justificarlo, ya que aparecerán
otros contrarios que lo rechazarán. Todo dependerá desde el
ángulo que se quiera interpretar: la excelencia o la
mediocridad.
Por eso no debemos hacer comparaciones fuera de contexto. El
trabajo de los fines de semana de la ex alcaldesa Mary Claire
y la reunión semanal de la ex alcaldesa Patricia Dowling en
Boston, fueron situaciones que no tienen analogía ni
paralelismo con lo que pretende hacer nuestro electo alcalde.
Aún así, aquellas dos alcaldesas recibieron la crítica de la
opinión pública. Como consecuencia, el tema de campaña en las
elecciones del 2001 fue la búsqueda de un alcalde a tiempo
completo.
Tampoco tiene validez mantener la representación como
justificación para mover la agenda de Lawrence, ya que el
código de éticas del estado podría impedir sus buenas
intenciones cuando estipula que: “Ningún funcionario elegido o
nombrado puede votar o actuar en asuntos que estén dentro del
ámbito de la agencia de la cual está empleado o sobre cual tal
empleado tiene responsabilidad oficial” (Traducción libre,
PP).
Lo peor que podría hacer William es usar la carta racial para
desautorizar a la prensa anglófona, como algunos lo han
manifestado por la radio. Lo recomendable es que William se
busque un profesional en relaciones públicas para mantener una
buena relación con la prensa.
En fin, esta polémica no contribuye a buscar soluciones a los
graves problemas por la cual atraviesa la ciudad. De ahí que,
William debería renunciar inmediatamente a la representación.
Esperamos que sea cierto lo que dicen algunos seguidores de
William: “Él todavía no se ha dado cuenta de la
responsabilidad que tiene; después del primer mes comprenderá
que no debe mantener los dos trabajos”. |
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