Carta Pública al Pastor Víctor Jarvis

Por Padre Joel Almonó 

Apreciado Víctor,

Muchos piensan que nos conocimos aquí en Lawrence, permíteme explicarles a los amables lectores que la primera vez que nos conocimos fue a las nueve de la mañana en la Isabela Aguiar, en el Sector de Herrera en la capital, en el año mil novecientos setenta y nueve.  Ambos participamos en una reunión convocada por el Licenciado Braulio Portes de la Iglesia de la Cristianización, en ese entonces se llamaba Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo.  Ambos imberbes, lleno de grandes sueños y pobladas nuestras sienes de montañas de esperanzas, las cabelleras negras poblaban nuestras testas y en aquel entonces la delgadez era notoria.  Ambos pastores evangélicos, usted de la Iglesia Pentecostal y un servidor de la Iglesia Metodista Libre.

Para mí no pasó desapercibido que en esa reunión un pastor evangélico anduviera con un alza cuello clerical, usanza que observo ha continuado en toda tu vida ministerial.  Recuerdo de esa reunión, una persona callada, cuyos ojos escudriñaban todo en su entorno, poco contestatario, que son virtudes que adornan a los hijos y descendientes de las Antillas Inglesas que llegaron al corte de la caña y se establecieron en su mayoría en el Este del País.

Volvimos a conversar y juntarnos en varias ocasiones, pero mi sorpresa fue mayor al verle aquí en Lawrence y encontrar un Víctor Jarvis diferente en todos los aspectos, contestatario, rebelde, locuaz, sagaz, verdadero estratega de creación de liderazgos religioso, imbricándolo en los diferentes estamentos de la sociedad.  En ese entonces varios sombreros poblaban tu sien, era presidente de AMEDAL (Asociación de Ministros Evangélicos Del Área de Lawrence), presidente de MVP, presidente de la Comisión de los Derechos Humanos, Pastor de la Iglesia Ebenezer, entre otras funciones.

Te cuestioné sobre tantos roles de importancia y que al acapararlos no dejaba espacio para más liderazgos fuertes igual al tuyo, tu respuesta fue más directa que indirecta “porque los que tienen la capacidad y están llamados a hacerlo, no lo quieren hacer”.  Me temo que esto fue el aliciente para que otros vieran en ti la “voz” que el pueblo evangélico debía seguir.  Y como dirían los hermanos mexicanos, “te convertiste en el ajonjolí de todos los moles.

Es consustancial que otros líderes evangélicos buscaran tu espaldarazo para posiciones públicas, en ese sentido se confundieron, porque no lo hiciste y se dieron cuenta que tu voz nunca se alzó para respaldarles.  En forma estoica campeaste el temporal de artículos que te escribieron, en los cuales te acusaron de todos los males, tu respuesta fue casi sádica, el silencio.  Esa confrontación unilateral te retrató de cuerpo entero, disfruta el quehacer político, sin ser partidista, es por eso que creo que has traído el Cesar papismo a la ciudad, es decir, es este estado de cosas donde los actos políticos son permeados por lo religioso y estos a sus vez se dan la mano, siendo el religioso el tono a seguir.

Reconozco en ti un líder espiritual que lucha por tu parroquia, eres de los que piensan fuera del cuadrado en que nos enclaustran los seminarios no importa de qué denominación los enarbole, esto lo digo porque como John Wesley entendiste que el mundo es tu parroquia, por eso no es raro observarte en todo el quehacer humano, patriótico, o social que se desarrolla en Lawrence, eres de los que se ‘arremangan’ los pantalones para cruzar a nado el río impetuoso de calamidades que desbordan nuestra ciudad y por eso te respeto, porque eres de los que llevan el pragmatismo a otro nivel, eres bueno en la oratoria sagrada pero la práctica social y humana es más alta en ti que el verbo florido.

Como pastor estas dejando una estela diáfana, pero debes cuidarla con esmero, ya que algunos te ven más como ‘político que religioso’ más sagaz que pastor, más cazador de oportunidades que ayudador.  Lo cual no es cierto, eres un pastor de almas con sensibilidad social.  Has sabido ofrecer tu concurso para ayudar diferentes instituciones sin necesidad de ser cabeza, (eso me consta), pero me temo que ese tipo de liderazgo no es fácil de asimilar.

Se escapa a mi memoria el autor de la máxima que reza: “aquel que se adelante a su tiempo y tiene respuesta a lo que no se le ha preguntado, está condenado a vivir solo”.  Con humildad te sugiero que pienses en ello, tienes una visión diferente, algunos de tus colegas no te entienden, o mejor expresado, no comparten con algunos de tus planteamientos y me temo que la soledad entonces adquiere ribetes de verdad en tu ministerio, pero el que te llamó y a quien tu sirves, podrá librarte de la misma manera que fue librado el Profeta Daniel de la fosa de los leones.

Rev. Víctor Jarvis, muchas gracias por tener una visión tan diferente y humana sobre el ecumenismo religioso, con pastores como usted se puede alcanzar un mejor futuro para nuestra colectividad.