CUANDO EL CRIMEN TOCA A TU PUERTA

Publicado por Editorial Week | December 27, 2016

Por José Alfonso Garcia, Senior Editor…

En la postrimería de un año que termina tendemos a recordar las cosas alegres y positivas que nos tocó vivir. Nos negamos a recordar las cosas tristes quizás por temor a revivirlas y abrir viejas heridas que aún no cicatrizan. Tendemos a olvidar con suma facilidad y de este instinto natural pueden tomar ventajas aquellos que, a veces sin razón, se convierten en adversarios de nuestros sentimientos y debilidades.

No quería escribir sobre esta gran tragedia que nos ha entristecido a todos, en estos tiempos de grandes celebraciones familiares, esperanza y fe en el futuro. La muerte a destiempo de un joven valiosísimo de nuestra comunidad, Lee Manuel Viloria Paulino de solo 16 años de edad, por los detalles horribles que rodearon su desaparición, parece ser un crimen sin precedentes en la historia de esta ciudad.

La tragedia ha dejado desesperada y sin aliento, a toda una comunidad que clama por respuestas, pero más profundamente, a la familia Viloria Paulino y en especial a Ivelisse y Gustavo, sus amados abuelos.

A veces reaccionamos indolentes ante el crimen.  Pensamos erróneamente que no existe o que es cosa de los demás porque no nos ha afectado a nosotros; pero cuando la tragedia se sale de control y golpea a uno de los nuestros, entonces nos duele, nos entristece y nos rompe el corazón en mil pedazos.

Ivelisse y Gustavo, ambos maestros muy queridos y respetados ya en retiro de nuestras escuelas públicas, han sido amigos y compañeros de este servidor por muchos años.

Como maestros, nos formamos juntos en la Universidad de Salem Massachusetts y sufrimos los embates de un sistema adverso, imprevisto y desconocido endurecido por los compromisos familiares, los ingresos escasos y las barreras del idioma. Luchamos sin descanso salvando las vicisitudes. Nos abrimos caminos y navegamos juntos inculcando en nuestros estudiantes, no solo lo académico, sino la honestidad y el respeto como valores esenciales heredados de nuestros padres, que trajimos con nosotros de nuestro lar nativo, la República Dominicana.

Hoy, sigamos unidos al dolor que embarga a esta familia honorable de nuestra ciudad y oremos para que el alma de Lee Manuel descanse en paz. Que Ivelisse, Gustavo y toda la familia reciban del Altísimo la fortaleza divina necesaria para soportar esta pérdida irreparable.

A casi un mes de esta tragedia aún las autoridades no han ni siquiera mitigado la angustia sin límite de una familia que clama por justicia. Lee Manuel Viloria estuvo desaparecido por 17 días en las narices de todos. Tanto de su familia que lo amaba, como de las autoridades cuya responsabilidad era mover cielo y tierra hasta encontrarlo con vida, pero no sucedió así.  Su cuerpo apareció mutilado en a la orilla del Rio Merrimack.

Al ser encontrado su cuerpo, según los rumores, aún no estaba en proceso de descomposición, lo que indicaría al más imberbe de los investigadores que este joven fue asesinado solo un par de días atrás. Que tal vez fue secuestrado y torturado hasta cegarle su existencia, por uno, o tal vez más de un atacante.

Hoy, a casi un mes de haber empezado este duelo común, aún falta mucho por saber sobre este caso tan horrendo que ha estremecido la comunidad de Lawrence, al estado de Massachusetts y tal vez por su naturaleza, a la nación americana.

Ni la comunidad, ni la familia, ni el Alcalde Dan Rivera, ni los concejales, ni la policía local conocemos los motivos, ni las circunstancias en que se produjo este horrible asesinato que ha marcado para siempre la vida, tranquilad y la confianza de una comunidad pobre, trabajadora y a buena honra, una comunidad solidaria con gente de gran corazón.

El pasado día 5 de diciembre, fue llevado ante los tribunales de justicia como autor de este crimen el joven Mathew Borges, aparentemente amigo y compañero estudiantil de la víctima.

El apresamiento del presunto asesino por sí solo no resuelve este caso; pues aún quedan muchas preguntas sin respuestas:

¿Por qué las autoridades no atendieron las quejas y denuncias de esta familia cuando aún había oportunidad de encontrar con vida a este joven?  ¿Estuvo Lee Manuel Viloria Paulino secuestrado antes de ser vilmente asesinado? ¿Dónde lo retuvieron todo este tiempo?, ¿Actuó solo el asesino? ¿Nadie escuchó o vio algo sospechoso entre los familiares, amigos y vecinos del victimario?  ¿Sucedieron actos o incidentes previos a esta tragedia que pudieran llevar a las autoridades a los posibles culpables?

Recordemos que culpable de un crimen no es solo aquel que lo ejecuta o el que lo planea; también es culpable aquel que pudiendo aportar valiosa información decide callar, por temor o por complicidad.

Tengamos paciencia, pues no hay de otra.  Esperemos que la justicia haga su trabajo pero sigamos demandando pacíficamente de las autoridades una explicación detallada de los misterios que rodean este hecho sangriento. Hablemos de este caso con suma prudencia, mas no dejemos que nos venza la apatía, la complacencia y el olvido.

 

Clamar por justicia no enmendará el inmenso dolor de la familia Paulino-Viloria, ni devolverá la vida de este inocente, pero al menos nos dejará una sensación de unidad, solidaridad y apoyo familiar y comunitario.

El Fiscal del Condado, Jonathan Blodgett está a cargo de la investigación. Como representante de la seguridad pública, él sabe que este caso no solo amenaza la seguridad de los habitantes de Lawrence, sino del estado. Esperemos que al llegar el nuevo año recibamos de nuestras autoridades el mejor regalo: clarificación y creíbles detalles sobre los motivos, las circunstancias y los protagonistas de esta triste y espeluznante tragedia.