Por Pedro Payano
Nunca he estado de acuerdo que los alcaldes de turno se inmiscuyan en las elecciones de los concejales para lograr una mayoría mecánica que le sirva ciegamente. Si no estuve de acuerdo cuando William Lantigua, tampoco lo estoy ahora. Eso es precisamente lo que pretende hacer el actual Alcalde Danny Rivera: impedir por todos los medios que el Presidente del Concejo, Modesto Maldonado, logre su reelección. Eso es inaceptable. Rechazo esa politiquería turbia con todas las fuerzas de mi ser.
Danny no ha entendido todavía que los que lo eligieron no votaron por él, sino contra Lantigua. Más aun cuando la diferencia fue por solo 80 votos. Sobretodo, cuando muchos votantes no fueron a votar porque creían que Lantigua ya había ganado.
En vez de cerrar las heridas y tratar de unificar la ciudad con diplomacia e inteligencia, antagonizó con los seguidores del ex alcalde. Prefirió enfocarse en crear una aplanadora para cancelarlos. Eso no está dentro del espíritu estadounidense.
Tan pronto Danny ganó, le señalé que tenía que actuar con prudencia. Que no cancelara a nadie solo porque se le opusieran en esas elecciones. Que era preferible que se sentara con ellos y les dijera: “Ya las elecciones terminaron; denme la oportunidad de demostrarles que sus aprensiones sobre mí son erróneas. Ayúdenme a mover esta ciudad hacia adelante”. Le aseguré que si hacía eso podía atraerse un gran número de ellos y neutralizar a otros. Pero hizo oídos sordos.
Ahora a Danny se le ha metido entre ceja y ceja controlar al concejo de la ciudad, sobre todo, impedir la reelección de Modesto Maldonado. Cuando apoyé a Rivera para alcalde, jamás pensé que iba hacer ese tipo de política. Creí que él iba a significar un cambio en la manera de conducir los asuntos públicos, pero parece que me equivoqué. Estoy muy decepcionado. Ha demostrado que no es un hombre de estado. Que confunde el papel político de un alcalde con la de un ejecutivo de empresa (CEO), lo cual son dos cosas muy diferentes. Ha sido incapaz de sentarse con sus oponentes para buscar puntos comunes. Peor aún, es no haber tenido la voluntad política para sentarse con el presidente del concejo para ponerse de acuerdo. Un hombre de estado tiene que tener la habilidad para tratar con la gente. Los fundadores de esta nación son el mejor ejemplo sobre lo que significa llegar a acuerdos, por eso pudieron aprobar la Constitución de los Estados Unidos.
Danny sabe perfectamente que la razón por la cual tenemos tres ramas de gobierno: ejecutiva, legislativa y judicial, es para mantener un balance y que cada una vigile a la otra. Entonces, ¿por qué se empecina en controlar la rama legislativa? ¿Acaso cree él que eso es beneficioso para la democracia?
Señor Alcalde, yo mismo tengo algunas diferencias con el Concejal Maldonado, pero eso no me lleva a mí a desconocer muchas de sus virtudes. Lo considero honesto y bien intencionado. Se identifica de verdad con su pueblo. Creo que lo que hace como concejal es buscando lo mejor para la ciudad. Exige el respeto de la Constitución de la Ciudad. Es accesible; es un trabajador público incansable, y un fiel defensor de las leyes, igual que usted señor Alcalde.
Considero que los políticos pese a sus defectos pueden superarse si escuchan los buenos consejos y lo ponen en práctica. Es decir, pueden rectificar a tiempo. Espero que nuestro Alcalde Danny Rivera deje que la elección del Concejo de la Ciudad siga su curso normal sin intervenciones de nadie.
¡Todos a votar por Modesto Maldonado el 3 de noviembre!