Justificando presencia de la Guardia Nacional en Lawrence

Por Dalia Díaz

El llamado del Alcalde Dan Rivera para que la Guardia Nacional venga a Lawrence está creando un poco de alarma entre aquellos que no saben por qué lo hizo y qué están haciendo. Eso siempre es noticia y obtiene más tiempo al aire, ¡lo que él persigue!

Si está tratando de sugerir que este despliegue es similar al despliegue de desastre por gas de 2018, no lo es. Esto es diferente porque en 2018 todas las ciudades y pueblos afectados se unieron a Lawrence con el despliegue de la Guardia Nacional. No veo ese tipo de “cooperación” o “acuerdo” en esta crisis, pero tal vez me lo perdí.

¿Se han unido Andover, North Andover y Methuen invitando o solicitando asistencia de la Guardia Nacional? Déjenme saber si me equivoco si las ciudades y pueblos del área de Merrimack Valley se han unido para pedir la “asistencia” de la Guardia Nacional. Si lo han hecho, ¿tienen miedo de sus residentes o buscan imponer restricciones obligatorias o PIDEN cooperación voluntaria?

El resultado es que un pequeño grupo de guardias vinieron dos días a poner papelitos en las ventanillas de los autos recordándoles que se laven las manos, etc.

Incluso si eso fuera cierto, la premisa básica no cambia: no se puede confiar en las personas. Permítame hacerle esta pregunta: ¿Tiene el gobernador el derecho de detener los automóviles con placas de Nueva York para PEDIR a los conductores que se pongan en cuarentena al ingresar a Massachusetts? Por muy altruista que sea, existen serias implicaciones interestatales federales y de derechos civiles que cualquier especialista en derecho le dirá que necesita

(1) Autoridad Federal; y,

(2) que la acción esté “estrictamente ligada” al comportamiento o acción que se busca regular.

Sugiero que esta “acción” tiene poca o ninguna correlación o propósito real de salud pública. Tomaría mi automóvil, registrado en Massachusetts, y conduciría a New York para traer a mi familia de regreso aquí para evitar la cuestión del transporte. Me sorprendería que el Departamento de Justicia no haya estado en contacto con funcionarios estatales y hayan “discutido” el uso de estas tácticas sin autorización federal. Muy interesante por cierto.

No estoy sugiriendo que se deban tomar acciones que puedan estar fuera de lo común o que no se tomen las restricciones que se basan en proporcionar medidas de seguridad médica, según sea necesario. Sin embargo, en este momento parece que los diversos funcionarios estatales están “inventando” a medida que avanzan, tratando de hacer que parezca que sus órdenes deben seguirse como el síndrome del flautista (el cuento de hadas de un extraño que salva una ciudad liderando alejando a las ratas a través del baile y la melodía.)

Supongo que a la gente le gusta que le digan lo que deben hacer. En momentos como estos, es importante plantear preguntas que aseguren que los derechos y libertades constitucionales básicos sobrevivirán y permanecerán protegidos durante la crisis y después de que pase. De lo contrario, las acciones tomadas que reducen estos derechos se volverán a usar, porque funcionaron antes.

Esto me recuerda una cita de Lord John Dalberg-Acton, un famoso historiador británico del siglo XIX que mi buen amigo Nunzio DiMarca solía decir a menudo: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe, absolutamente” y aún se aplica.

La verdadera prueba puede venir cuando llegue la etapa más difícil de este horror. Cuando llegue el momento de reducir todas las “medidas de protección” para volver a la normalidad, veremos dónde se registra la mayor oposición. Las mayores quejas probablemente vendrán de “socialistas” y “comunistas” que no estarán tan dispuestos a regresar al estilo de vida de la república democrática, ¡se acabaron las cosas gratis!