Probablemente, usted se sorprendió luego de ver la primera página de esta edición. Es una réplica de nuestra primera publicación fechada 15 de mayo de 1996.
Hace 20 años, fuimos testigos y reportamos la reconstrucción de Malden Mills.
Después de un devastador incendio el 11 de diciembre 1995 que destruyó la mayor parte de la fábrica, su propietario Aaron M. Feuerstein, sorprendió a su fuerza de trabajo y al mundo, con su promesa de reconstruir y mantener a todos en la nómina durante 90 días.
En ese momento, el Sr. Feuerstein pudo haber cobrado el seguro, jubilarse, trasladarse al paraíso o a cualquier otro sitio y olvidarse de la empresa, pero el señor Feuerstein, en sus propias palabras dijo que seguirá luchando por la confianza y la lealtad mostrada por sus empleados durante esta tragedia, para que no se rompan.
“Todos tenemos mucho que agradecer, especialmente yo”, dijo el Sr. Feuerstein. “A menudo me preguntan por qué quiero quedarme en Lawrence y Methuen. Aquí tengo la mejor fuerza laboral de toda la industria textil.”
Manteniendo su promesa, Malden Mills fue reconstruida en una fábrica con los últimos adelantos, pero con una deuda por las nubes de $140 millones. Después que el Sr. Feuerstein se declaró en quiebra, la fábrica pasó a manos de GE Capital y después a los propietarios actuales, Versa Capital.
El 10 de diciembre de este año, Versa Capital hizo el anuncio de que trasladará la producción a una planta recientemente adquirida en Tennessee y por esa razón, unos 200 empleados en Lawrence perderán sus puestos de trabajo.
Esta noticia molestó al Alcalde de Lawrence Daniel Rivera, quien dijo que, hace dos semanas, se le informó que la compra de la planta de Tennessee era solo una expansión y ahora se da cuenta de que se le ha mentido.
Mirando hacia atrás, tal vez la altruista decisión del Sr. Feuerstein de mantener a los empleados con sueldo durante tanto tiempo, mientras que la reconstrucción se llevaba a cabo, dictó el futuro de Malden Mills.
Él, como único propietario, pudo hacer lo que hizo por sus trabajadores.
Una empresa, en su lugar, piensa primero en sus inversionistas, los trabajadores son fungibles.