Fue justamente el 10 de julio de 2008 cuando miembros del Ejército de los Estados Unidos trajo devastadoras nuevas a los padres del Sargento de 26 años de edad Alex Jiménez de Lawrence, Massachusetts y los del soldado de 19 años Byron Fouty de Waterford, Michigan. Los cuerpos de ambos soldados habían sido encontrados en Jurf Es Sakhr, Irak, después de haber estado desaparecidos por más de un año.
Después de tanto tiempo, Alex había regresado casa, pero no de la forma en que su padre Andy, su madre María, su hermano Bryant, la comunidad del Valle de Merrimack y la nación entera esperaba. Todos queríamos verlo, tener la oportunidad de hablarle, de abrazarlo, de agradecerle por su generoso servicio a nuestra nación en favor de nuestras libertades. En su lugar, sus restos regresaron a casa envueltos en una bandera, la misma bandera que una vez él juró defender con honor.
El Sargento del Ejército de los Estados Unidos de Norteamérica de 26 años de edad, Alex Jiménez, que había sido capturado por insurgentes asociados a la rama terrorista al-Qaida, en las primeras horas del amanecer del 12 de mayo, 2007, durante un devastador ataque enemigo a un puesto de observación cerca de la Villa de Qarghuli, en Irak, y reportado como perdido hasta que su cuerpo, junto al de Pvt. Byron Fouty, de 19 años, de Waterford, Michigan, fue hallado e identificado por un grupo de soldados dedicados a su busca.
Según todos los reportes, estos hombres fueron capturados vivos. Sólo hay una razón por la cual hoy no lo están: nuestros enemigos carecen de la compasión que existe en nuestro pueblo.
En su honor, la Ciudad de Lawrence colocó una placa en el puente sobre el Río Spicket, que conecta las calles Marston y Canal. Cuando pase por él, no importa cuán rápido vaya, dedique unos segundos para pensar en él, darle las gracias por su abnegado servicio y darle la bienvenida a casa. ¡Que Dios los bendiga a ambos!