La Columna de Audy Festival Del Pan y Las Rosas: Cultura Protestante Por Audy Ramirez

La Columna de Audy
Festival Del Pan y Las Rosas: Cultura Protestante
Por Audy Ramirez
Los eventos sociales y culturales promovidos por la comunidad, gobierno y dirigentes locales aunado a personas ligadas a la vida diaria de dicha comunidad, tienden a ser extremadamente importantes. Uno de los objetivos claves de dichos eventos es promover dicha ciudad.
El lunes, 5 del presente mes de Septiembre, la Ciudad de Lawrence se dio un tremendo banquete cultural e histórico digno de aplausos y reconocimiento. El Bread and Roses Festival, o Festival de Pan y Rosas tomó lugar ese día, el mismo día que también se celebra a nivel nacional el Labor Day, o el Día del Trabajo. Y es que este festival conmemora la histórica huelga del 1912, cual tuvo sus orígenes y explosión en esta Ciudad de Lawrence, Massachusetts, convirtiéndose en un movimiento nacional.
Parte de los servicios proveídos por el festival fue el famoso Trolley Tour, paseo por los lugares históricos de la ciudad. Con la ayuda de una experta en el tema como guia, aprendimos detalles de dicho momento y su importancia para todos como sociedad. Quien escribe tuvo el placer de tomar dicha gira y debo decir que la experiencia fue inolvidable y sobre todo sumamente informativa.
Aunado al paso por la historia, la cultura y la información, también es importante recalcar la diversidad musical, gastronómica y cultural que se sentía, se olía y se percibía en toda la ciudad. Tal cual resalta el famoso merengue dominicano, La LLuvia no Daña mi Fiesta, en esta ocasión, una vez más al ponernos a prueba la fuerza de la naturaleza, tuvimos la fuerza de corresponder a las contagiosas estrofas de dicho merengue: la lluvia no pudo y el pueblo decidió apoyar y disfrutar de su festival. Lo cual nos manda un mensaje muy claro a todos: ¡Cuando se quiere, se puede!
La diversidad musical y gastronómica fue muy variada. En cuanto a lo musical, grupos locales tuvieron el espacio para promover sus trabajos artísticos, así como colaborar para amenizar la fiesta. En cuanto a lo gastronómico, los famosos pastelitos, los quipes dominicanos y una muy variada lista de platos de los diferentes países que componen la diversidad cultural poblacional de la ciudad.
Como es de imaginárselo, los museos locales estaban abiertos a todo el público sin costo alguno. Era la hora de disfrutar y aprender a la misma vez.
La moraleja que me dejó este festival es simple y de suma importancia. Los problemas que generaron ese levantamiento de la clase obrera en el 1912, aunque hoy en día no representan un problema meramente para nosotros, la realidad es que aún nos falta mucho por lograr un mundo más humano e igualitario.
Las mujeres, los hombres y los niños que lucharon en esa época, lo hicieron no quizás pensando en las futuras generaciones, pues el problema los estaba atacando directamente a ellos en ese momento. El objetivo era simple: Sobrevivencia. Pero, quizás sin pensarlo, establecieron un marco jurídico y social de defensa, el cual hoy en día lo tenemos nosotros como un arma a nuestra disposición. Esa es la verdadera celebración y por eso, la Ciudad de Lawrence, una vez más, se abrió al mundo.

Be the first to comment

Leave a Reply