América ha dado refugio a la gente desesperada por siglos, especialmente a los niños. Sin dudarlo, extendimos nuestra mano a las familias irlandesas cuando la hambruna, a los camboyanos cuando el genocidio, a los haitianos durante los terremotos, a los sudaneses por la guerra civil y a los niños de Nueva Orleans por el huracán Katrina. Desde el año pasado, y todavía siguen llegando solos, cientos de niños desde el otro lado de la frontera con México. Y no nos olvidemos de la Operación Peter Pan, un éxodo masivo de menores no acompañados que salieron de Cuba hacia los Estados Unidos entre 1960 y 1962.
Ahora el problema es Siria. En lo que ahora se llama el mayor éxodo en una generación debido a un solo conflicto, más de 11 millones de sirios han sido desplazados ya sea de sus hogares en el interior del país, o han huido a través de la frontera, principalmente a los países vecinos del Líbano, Jordania, Irak y Turquía. Históricamente, durante cada éxodo masivo son los niños son los que más sufren.
Los Estados Unidos siempre ha sido generoso con los refugiados de las naciones devastadas por la guerra, pero después de los ataques terroristas de ISIS a París, la Cámara aprobó fácilmente un proyecto de ley el pasado jueves, 19 de noviembre, que suspende el programa que permite a los refugiados sirios e iraquíes entrar en los EE.UU. hasta que las principales agencias de seguridad nacional certifiquen que no presentan un riesgo a la seguridad.
El Presidente Obama reaccionó, y en defensa del programa, dijo que no somos una nación que teme a las “viudas y a los huérfanos.” “No nos hacemos ningún favor cuando, en respuesta a un ataque terrorista, nos rebajamos con el miedo y el pánico”, dijo Obama en Filipinas el miércoles. “Nosotros no hacemos buenas decisiones si nos basamos en la histeria o una exageración de los riesgos.”
No podemos estar más de acuerdo. Somos la nación más técnicamente avanzada del planeta. Utilicemos este conocimiento para acelerar el proceso de admisión que les permita a estos refugiados rehacer su vida en un país libre y seguro junto a sus familias.