Todos los años, durante los meses de verano, empleados de la ciudad, grupos comunitarios, y asociaciones de vecinos, se enfrascan en limpiar ciertos sectores de la ciudad.
Ellos no solo cortan maleza y yerba de los lotes, sino que remueven gomas de autos, partes de vehículos, televisores, monitores de computadores y distintos artefactos eléctricos y muebles viejos y sobre todo colchones. A pesar de las regulaciones sobre la recogida de basura puesta en efecto, estos arrojos de basura ilegales continúan.
A pesar de que estos voluntarios realizan un trabajo admirable, la verdad es que este esfuerzo no dura mucho tiempo. En pocos días, los mismos lotes están llenos de basura de nuevo.
Tal vez la solución a estos problemas sería poniendo estos lotes en buen uso construyendo viviendas, convirtiéndolos en espacios de aparcamiento para el barrio, en parque infantil para los niños del área o un huerto donde los vecinos vigilen mientras cultivan así evitando con esto que arrojen basura de nuevo, mientras que se embellece el barrio.
Pero mientras esto sucede, la ciudad debe actuar con mano dura, fijando carteles que prohíban el arrojo ilegal de basura y estableciendo multas para los violadores.
Pero la ciudad no puede hacerlo sola, necesita de la ayuda de todos sus ciudadanos. Es hora de que rescatemos nuestra ciudad de las manos de personas inescrupulosas, que muchas veces son nuestros propios vecinos y otras veces vienen de ciudades vecinas a descargarla aquí.
Es hora de mantenernos alertas y a cualquier vehículo que veamos arrojando basura, tomarle el número de la placa y comunicarlo a las autoridades, para que estas actúen en consecuencia.
¡Esta es una obligación de 24/7, pero vale la pena!