Esas fueron las palabras que el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica utilizó en su discurso ante el Senado, para describir el sorpresivo y devastador ataque aéreo contra la base naval de Pearl Harbor, en Hawaii, hogar de la flota del Pacífico por fuerzas del imperio japonés, el 7 de diciembre de 1941.
Cuando el ataque terminó, las bajas del lado de los Estados Unidos eran 2,403 muertos y 1,178 heridos en acción, además de una larga lista de buques perdidos totalmente y/o dañados, así como una gran cantidad de aviones. Esta acción provocó a los Estados Unidos a declarar la guerra a Japón, luego de un apasionado discurso ante el Senado por el entonces Presidente Franklin D. Roosevelt.
El ataque por sorpresa provocó un profundo impacto en el pueblo estadounidense y condujo directamente a la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial tanto en el Pacífico como en los teatros europeos. Al día siguiente, 8 de diciembre, Estados Unidos declaró la guerra a Japón y varios días después, el 11 de diciembre, Alemania e Italia le declararon la guerra a los Estados Unidos.
En Septiembre 11, 2001, otro día que vivirá en la ignominia, el territorio continental de los Estados Unidos fue atacado en una serie de ataques suicidas contra las Torres Gemelas en New York y el Pentágono en Washington por miembros de al-Qaeda con el resultado de la pérdida de casi 3,000 civiles.
Más cerca de casa, en Boston, el 15 de abril, 2013 durante la celebración del Maratón de Boston dos explosiones ocurrieron, deteniendo la carrera mientras se atendían a más de 200 personas que resultaron heridas además de 3 espectadores que resultaron muertos. Los terroristas están en todas partes, y provienen de todas partes.
Los ataques llevados a cabo en New York fueron perpetrados por 19 extranjeros provenientes de Saudi Arabia, United Arab Emirates, Egipto y Líbano que salieron desde Boston en vuelos separados y el del Maratón de Boston por dos estudiantes provenientes de Chechenia, una región de Rusia que vivían en el área.
Este 7 de diciembre y muy en especial en estas Navidades, cuando las familias tienden a reunirse y disfrutar de paz, elevemos una oración por aquellos que setenta y seis años atrás lo dieron todo defendiendo nuestros principios e ideología y también para aquellos que entraron a las torres en llamas, cuando todos estaban tratando de salir de ellas así como por nuestros héroes locales que fueron en ayuda de las víctimas de las bombas del Maratón.
¡No los olvidemos por su sacrificio y por lo que han hecho por la humanidad, sobre todo no permitamos que su sacrificio haya sido en balde!