Después de la sangrienta Guerra Civil que sufriera este país hemos vivido en relativa tranquilidad. Hemos tomado parte activa en dos guerras mundiales sin que nuestro territorio fuera afectado directamente. Siempre las batallas se han librado en otras partes del Globo.
Aunque aún existen partes conflictivas en distintos países, últimamente esto ha cambiado desde el 9/11. Hay grupos que están trabajando arduamente para traer el terror a nuestras tierras.
La masacre que ocurrió en la Universidad de Garissa en Kenia, aunque los que claman responsabilidad es un grupo radicado en Somalia, fue llevado a cabo por cuatro extremistas que, por lo menos uno de ellos era nacional de Kenia, que había sido reclutado por el grupo extremista Shehab con base en Somalia.
La razón de la masacre de 148 estudiantes fue protestar por el envío de tropas de Kenia a Somalia para luchar en contra de los extremistas que han tomado posesión de este último país. Según reportes, entraron a la universidad, separaron a los estudiantes musulmanes de los cristianos, asesinando a estos últimos.
Según reporta el F.B.I., grupos extremistas islámicos en Siria con vínculos con Al Qaeda están tratando de identificar, reclutar y entrenar a los estadounidenses y otros occidentales que han viajado allí para conseguir que se lleven a cabo ataques cuando regresan a casa, de acuerdo con funcionarios de alto nivel de inteligencia y contraterrorismo estadounidenses.
Las declaraciones que han hecho dirigentes de estos grupos extremistas han sido casi siempre dirigidas a la eliminación del Cristianismo. Sabiendo que el 80% de los ciudadanos de Kenia abrazan esa religión, es encomiable que 148 jóvenes no la hayan renegado con tal de salvar sus vidas.
En Lawrence, acabamos de llevar a cabo la representación de La Pasión en la Iglesia Santa María de la Asunción donde vimos al Apóstol Pedro negar que conociera al Maestro Jesús con tal de salvar su propia vida. Se nos ocurre pensar cuántos de los que participamos de la Marcha hacia el Calvario haríamos lo mismo dado el caso extremo que algún día esos bárbaros extremistas pusieran un pié en nuestro territorio.