Acaba de terminar un período más de elecciones en Lawrence, la ciudad más pobre de Massachusetts, como muchos la llaman, a pesar que por sus calles circulan más autos de lujo per cápita que en otras donde el standard de vida es superior.
La ciudad más pobre de Massachusetts donde las rentas son tan o más altas que en otras comunidades más solventes.
La ciudad más pobre del estado donde las multas, por violación de la ley de estacionamiento, son las más altas del estado, incluyendo Boston.
La ciudad más pobre del estado donde muchos de sus ciudadanos no reciclan bien por ignorancia o falta de interés a pesar de que, de hacerlo, representaría un ingreso a los cofres de la ciudad.
La ciudad más pobre del estado donde se reporta que el alcalde, para reelegirse, invierte la fabulosa suma de $300,000.
En una ciudad como Lawrence, donde existen estos problemas arriba mencionados, y de 40,056 personas registradas para votar, solo 15,663 salen a votar, significa que 24,393 de ellos se les importa un bledo lo que esta sucediendo. De haberlo hecho, y de acuerdo por quien votaran, hubieran reafirmado su apoyo al incumbente o hubieran cambiado el estilo de gobierno.
Aunque no podemos predecir que un nuevo gobierno hubiera sido la solución a esos problemas, creo que podemos predecir que el continuar con el presente nos va a llevar a lo que ya nos tiene acostumbrados.
Un alcalde que, a pesar de las leyes que amparan a los minusválidos, ordena multar a aquellos que por ley tienen derecho a estacionarse en específicas áreas, sólo por tener placas de otros estados.
Un alcalde que al inicio de su primer período prometió contratar a los mejores calificados para llevar hacia adelante a esta ciudad, en su lugar, en la mayoría de los casos, lo que hizo fue contratar a los menos calificados y encima de eso, darles estipendios solo por ser amigos y asociados.
Un alcalde que mientras asiste a todos los actos de izamiento de banderas, con la mayor desfachatez ignora la presencia del cónsul de un país que es amigo y aliado del nuestro no una, pero dos veces, no asistiendo al evento y ni siquiera enviar un representante de merecida categoría que lo represente en su lugar. Un curso de diplomacia le convendrá.
Un alcalde que anunció, en su discurso de victoria, que es hora de traer las escuelas de nuevo bajo la administración de la ciudad, nos hace pensar, si están funcionando como nunca, ¿por qué cambiar? Será para, como en el pasado, tener una fuente de empleos para colocar a sus amigos y asociados ¿aunque carezcan de la preparación requerida?
Se acercan las Navidades, su época preferida para cesantear empleados. ¿Quién o quiénes serán las víctimas este año?
Se acercan las Navidades, porqué no regalarse un nuevo coche, aunque de acuerdo con la Ley de la Ciudad, un alcalde no tiene derecho a ello.
Pero démosle el beneficio de la duda. Entre tanto, queremos felicitarlo por su triunfo, su dinero le costó, bueno, el dinero recaudado por su campaña y la ayuda de los ‘big players’ que vinieron en su apoyo durante la campaña, mientras le ríen su comportamiento.
Queremos también felicitar a todos los ganadores al igual que a los que no obtuvieron los votos suficientes para desempeñar los cargos para los cuales estaban postulados. El hecho de participar es motivo de alabanza, ya que en Lawrence es como dar permiso a que le saquen el color de la ropa interior a la bisabuela al que se atreva a postularse. ¡Cuán bajo hemos llegado!