Recordar es volver a vivir

Rumbo Editorial
Rumbo Editorial

Por costumbre, diariamente miramos al almanaque en busca de referencias que nos traigan a la memoria eventos ocurridos en el pasado. Algunos de estos eventos ocurrieron antes de nuestra era y de sus pormenores solo sabemos por lo que nos cuenta la historia aunque aún continúan afectándonos de una forma u otra.

Otras, sin embargo, nos llenan de recuerdos sobre la persona relacionada con la fecha que se celebra, en este caso, el miércoles, 6 de marzo, 2013, el día que rodeado de familiares y amigos dejó de existir nuestro querido Don Luis Bonilla.

Don Luis Bonilla, más conocido como “El Muñequito de Oro”, nació el día 19 de junio de 1920 en el pueblo de Aibonito, Puerto Rico. A la edad de un año, sus padres, Doña Vicenta González y Ramón Bonilla mudaron a la familia al pueblo de Caguas, donde Don Luis creció. Desde temprana edad, Bonilla mostró interés por la música y a los 12 años ya asistía a una estación de radio conocida como “La Güira”, cuando esta producía un programa titulado “Buscando Estrellas”.

Don Luis comenzó a cantar a través de las emisoras radiales WVJP y WNEL con el grupo Rítmico Cagüeño, donde hacía la segunda voz. Ya Don Luis hacía alarde de su talento en las Parrandas de diferentes pueblos, tales como Gurabo, Yabucoa, Humacao, Cayey, Aguas Buenas, San Lorenzo, etc. A la temprana edad de 24 años, Bonilla contrajo nupcias con Doña Francisca Rodríguez y tuvieron tres hijas.

Bonilla  llegó a la Ciudad de New York con su familia, donde se desempeñó en distintas actividades y no fue hasta el año 1979 que llegó a la Ciudad de Lawrence, donde abrió una dulcería en la calle Park.

Don Luis tenía una personalidad alegre, gustaba de hablar y compartir con las personas y siempre fue un amante de la música puertorriqueña. No nos sorprende que por estos últimos años haya convertido con el amor y el carisma que lo caracterizaba, el programa radial Así Canta Puerto Rico como su compromiso primordial con la comunidad.

Don Luis dejó un inmenso vacío en la comunidad, sobre todo en María Ortiz y Luis David Hiraldo, que con él compartían el programa Así Canta Puerto Rico cada domingo. No llenemos ese vacío con lágrimas por la pérdida, sino con alegres canciones y una plegaria de agradecimiento al Todo Poderoso por habernos concedido la dicha de tenerlo entre nosotros.